sábado, 16 de marzo de 2013

NORMAS DE TODA BUENA DIETA



 

1. La primera norma de toda buena dieta es ser consciente de que se está a dieta. Con esto quiero decir que tenemos que estar mentalizadas de que queremos perder peso y de que eso no es nada fácil. Tendremos muchas tentaciones en el largo camino, tendremos recaídas, tendremos días que estemos totalmente desmotivadas... Pero lo importante es tener claro que somos fuertes y que vamos a conseguirlo.
Yo aconsejo marcarse una meta, que no tiene por qué ser el número exacto de kilos que queremos perder: enfundarse en tus vaqueros de hace mil años, una boda a la que quieres ir espectacular porque vas a coincidir con tu ex, mejorar tu salud, verte con diez kilos menos... Cualquiera es buena.
Una vez que estás decidida a ponerte a dieta, coméntaselo a toda la gente que te rodea, tu familia, tus amigas, tus compis del curro, tu chico... De esta forma ellos podrán ayudarte a no caer en la tentación. Y lo más importante, a felicitarte cuando, semana tras semana, les vayas diciendo el peso que vas perdiendo. Esto último es esencial, sentir que alguien valora tu esfuerzo y te dice lo guapísima que estás, da cantidad de ánimos.
Los días que estemos desmotivadas, lo superaremos viendo unas revistas y pensando: "yo estaré como esa"; los días que nos pasemos, haremos una dieta de choque; los días que se nos ponga delante una tentación, seremos capaces de decir alto y claro que no; y sobre todo, nunca perderemos los ánimos y tendremos una única idea fija en nuestra mente: "Puedo hacerlo".
2. Pesarse una vez a la semana. No es conveniente pesarse todos los días, puesto que nuestro cuerpo varía mucho en función de un montón de aspectos. Pesaremos más si hemos bebido una mayor cantidad de agua ese día, si tenemos o vamos a tener la regla, si no hemos ido al váter con regularidad, si hemos comido alimentos que provocan gases y nos hinchan... Pesaremos menos si: acabamos de hacer una dieta de choque, de hacer deporte en el que hayamos sudado mucho, nos hemos saltado alguna comida...
Por lo tanto aconsejo pesarse una vez a la semana, completamente desnuda y a la misma hora, a ser posible recién levantadas. En mi caso me peso los viernes por la mañana, porque por regla general, es durante los fines de semana cuando se suele cometer algún exceso, por lo tanto de lunes a jueves tienes tiempo de enmendar tus errores antes de enfrentarte a tu peor enemigo: LA BÁSCULA.
Al principio de la dieta se van perdiendo kilos bastante rápido, pero luego llega un momento que tu cuerpo se estanca y tardas un poco más en ir bajando. No desesperéis, es lógico.
También habrá semanas que, a pesar de haber hecho la dieta cual espartanas, no bajéis nada de peso. No os preocupéis, porque probablemente habréis perdido volumen, y a la semana siguiente sumareis lo perdido durante esta.
3.  El régimen ha de ser suave, nunca drástico. Las dietas rápidas que prometen la pérdida de muchos kilos a la semana, a la larga producen problemas de salud y se recuperan los kilos perdidos por el temible "efecto rebote". Lo más saludable es perder entre medio y un kilo semanal.
 4. Hacer cinco comidas al día y si es posible, a la misma hora. No hay que saltarse ninguna comida, porque provocarás llegar a la siguiente con el doble de hambre.
 Además hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo, al hacer la digestión, consume el 10% de los alimentos digeridos, con lo cual nos estamos quitando unas pocas calorías solo por el mero hecho de comer. Por ejemplo, si durante el día hemos ingerido 1200 calorías, nuestro cuerpo habrá perdido 120 calorías a través de los procesos digestivos y metabólicos necesarios para transformar nuestros alimentos en energía. Da para pensar, ¿A qué sí?
Es conveniente hacer caso del refrán: "Hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo". Con esto quiero decir, que no debemos comer la misma cantidad en las cinco comidas. 
El desayuno ha de ser fuerte. El mejor desayuno aporta entre un 20 y un 25% del aporte calórico diario. Si tenéis que hacer algún exceso (por ejemplo algo de dulce durante la regla), mejor que sea en este momento, porque será más fácil eliminarlo a lo largo del día.
El almuerzo y la merienda han de ser las tomas más ligeras: algo de fruta, un yogur, un café con leche...
La comida normal, puesto que es la toma más importante del día, aunque sin excederse en las cantidades.
Y la cena, como la comida, pero más ligera. Por la noche el metabolismo se ralentiza y los alimentos se acumulan como grasas más fácilmente, por lo tanto conviene cenar siempre temprano, o al menos dos horas antes de acostarse.
 5.  La dieta debe ser variada. Tratad de variar siempre de menús y no comer lo mismo. El aburrimiento a la hora de las comidas hace que nos desmotivemos y que nos hartemos de los mismos alimentos. En alguna de mis próximas entradas, os pondré algunos platos ricos, originales y, sobre todo, con poquísimas calorías.
 
6. El agua es fundamental. Hay que beber mucho, unos dos litros diarios. El agua mantiene la línea porque no tiene calorías, refresca, hidrata, mejora el aspecto de la piel, depura nuestro organismo.... Además sirve para engañar al estómago: Cuando sintáis hambre bebed un gran trago de agua y veréis como os sentiréis más llenas. Aunque esto tiene un problema: Te pasas todo el día en el servicio, ¡Ya me contaréis!
                  
7. Cocinar lo justo. Es mejor hacer la ración exacta que se va a comer, para así no tener la tentación de repetir. 
 
8. Se debe restringir el consumo de sal. Provoca retención de líquidos y por lo tanto te hincha más. Además ganareis en salud.  
 
9. Usar aceite de oliva en las comidas. Dos cucharadas al día como máximo. Tratad de no pasaros en este aspecto. Si, por ejemplo, en el primer plato usáis mucha cantidad, el segundo plato hacedlo cocido o al microondas
 
10. Las cantidades de comida ingeridas han de ser menores. Para perder peso se debe reducir el número de calorías diarias. Un truquito que ayuda en este punto es servirse la comida en platos de postre, al ser más pequeños reducirás la cantidad de alimentos que pones en ellos sin prácticamente darte cuenta.
 
11. Las grasas son enemigos de la dieta. Aportan demasiadas calorías. Por ello se recomienda cocinar al vapor, a la plancha y utilizar el microondas. La cocina natural además es más sana y mantiene mejor las vitaminas y minerales de los alimentos. 
                  
12. No picar entre horas. Hacerlo entre las comidas lo único que consigue es almacenar grasas y tira por tierra todos los esfuerzos por cumplir la dieta. Si no se puede evitarlo, lo mejor es comer trocitos de fruta, una zanahoria, un palito de cangrejo..., que calman el hambre sin consumir calorías. Lo mejor en estos casos, ya os lo tengo dicho, una buena infusión.
 
13. Limitar el consumo de alcohol. Los licores tienen bastantes calorías. Hay que evitar su ingestión, sobre todo después de comer. Recordad que la cerveza, el vino o la sidra tienen muchas menos calorías que los cubatas. De todas formas, si no podéis resistiros a un buen copazo, que sea con Coca-Cola Zero o Light.
 
14. Masticar los alimentos tranquilamente y de forma reposada. Hay que comer sentada, tranquila y disfrutando...¡Nunca como si nos lo fueran a quitar del plato! Comer despacio hace que se saboree mejor la comida y que se coma menos. El cuerpo reacciona con señales de saciedad a los veinte minutos de comenzar a comer. Así, se ingiere sólo lo necesario.
 
15. El deporte es fundamental. El ejercicio físico siempre elimina grasas, mejora tu estado de ánimo y quema calorías. Además tonifica el organismo. Es una garantía de salud. No es bueno matarse un día y tirarse dos horas en el gimnasio, lo mejor es practicar todos los días un poquito. Si no estáis acostumbradas, lo mejor es andar media hora diaria a paso rápido y poco a poco ir aumentando el tiempo del paseo.

 16- Hay que analizar las sensaciones. A veces se come por encontrarse deprimido, agobiado... La comida se suele convertir en un sustituto emocional y se come sin hambre. Sobran las explicaciones porque a todas nos ha pasado: atiborrarnos a chocolate porque nuestro novio nos ha dejado, comer compulsivamente en época de exámenes, zamparte una bolsa de patatas viendo la tele por puro aburrimiento... Es más, ¿Nunca habéis abierto el frigorífico sin hambre, simplemente por hacer algo ya que pasas por la cocina? ¿A qué si? Pues nunca más.

Espero que todos estos truquillos os ayuden en la odiosa lucha contra los kilos de más. Pero recordad siempre, que con más o menos kilos, siempre seguiremos siendo princesas.
Lo dicho. Atentamente.

Griselda.

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